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martes, 31 de enero de 2012

Renacer... De la obscuridad a la Luz




Les contare la historia de una oruga como muchas que hay y que podemos encontrar en cualquier jardín, bosque o lugar donde haya vegetación.
Esta oruga habitaba en un jardín, rodeada de arboles, babosas, hormigas y una que otra araña. Pasaba los días arrastrando su cuerpo por el jardín y dando vueltas y más vueltas dejando un rastro de seda por donde pasaba. Su vida era monótona y aburrida,  solo se arrastraba y comía; eso sí, comía demasiado.



La oruga se preguntaba frecuentemente si estaría destinada solo a comer y arrastrarse por el jardín, solo que, orgullosa como era, nunca le había querido preguntar a nadie, sentía que ella podría saberlo algún día o que el conocimiento le llegaría solo.
Un buen día llego al jardín una lagartija. Inquieta, alegre;  siempre tenía una sonrisa o una palabra de aliento para cualquiera que se acercara con ella.
Se escuchaban rumores en el jardín que decían que la lagartija venía de jardines lejanos,  que había recorrido muchos y que tenía un gran conocimiento de los jardines y las criaturas que en ellos habitan.
La oruga al escuchar los rumores y ver la actitud positiva que tenía la recién llegada, decidió dejar su orgullo de lado y se acerco a la lagartija a preguntarle si ella podía ayudarle a descubrir cuál era su destino, la finalidad de su existencia.
Hola, dijo la oruga con voz tímida y vacilante.
Hellow origuiux! Contesto la lagartija, quien en ese momento estaba tomando un baño de sol.

La actitud abierta y despreocupada pero al mismo tiempo de interés de la lagartija genero en la oruga un alto nivel de confianza y tomando nuevos bríos dijo:
Espero no interrumpirte pero he escuchado que has viajado por muchos jardines y que sabes mucho de la vida y de los habitantes de jardines.
¿Donde escuchaste eso?-dijo la lagartija- No hagas caso de lo que oyes, son solo rumores.
Pero si,  conozco algunas cosas. ¿Te gustaría que te contara alguna de mis aventuras?
Claro, me encantaría escucharla, -contesto la oruga-  sin embargo en este momento me gustaría más preguntarte algunas cosas que he estado pensando durante mucho tiempo y no he podido resolver, ¿me puedes ayudar?
Bueno, tratare, aunque debo anticiparte que la solución a esas “cosas” está dentro de ti y solo tú tienes la respuesta para ellas.
¿Cómo sabes que yo tengo las respuestas si aun no te he preguntado nada?  -cuestiono la oruga con cierta molestia-

Porque dentro de nosotros existe algo que se llama instinto, está ahí, latente, esperando que lo encontremos y lo despertemos y así sepamos cual es nuestro destino, el fin para el que fuimos hechos.
La oruga se sorprendió muchísimo, como es que sin preguntarle nada la lagartija ya sabía lo que le inquietaba.
¿Cómo sabes de mi inquietud? –pregunto-
Bueno, no es tan difícil, te he observado y pasas mucho tiempo viendo hacia arriba, como esperando que algo te caiga o buscando algo en el cielo, probablemente respuestas…
Pero… tú ¿cómo lo sabes?
Pues tuve una amiga oruga en otro jardín -empezó a comentar la lagartija-  y actuaba de una forma parecida a la tuya, siempre curiosa, queriendo saber cosas y ah, como comía ¿eh? ¡Se la pasaba todo el día comiendo! Jajaja, ¡si que estaba un poco pasada de peso! 
Perdón, perdón ya me salí del tema, No es alusión eh?; digo, por lo del sobre peso.
Uf, -suspiro la oruga-, esa es una de mis dudas, ¿por qué me la paso comiendo todo el día?,
¿Por qué me arrastro sin parar si no voy a ninguna parte?, ¿qué hago aquí?

Para, para, –dijo la lagartija- empecemos por el principio; solo te puedo decir que te estás preparando para emprender un viaje donde te encontraras contigo misma y de esa forma descubrirás todo lo demás y tendrás todas las respuestas o casi todas las respuestas a tus preguntas.
¿Preparándome?, ¿Para qué? -Pregunto la oruga con ansiedad-solo quiero respuestas y tú me estas enredando mas, ahora estoy con más dudas en mi cabeza.
Eso es natural, -dijo la lagartija con voz suave tranquilizando a la oruga- está despertando tu instinto, el viaje esta cercano y al termino de este no serás la misma, es decir,  tu escencia será la misma, pero habrá una transformación en ti que te llevara a conocer muchas cosas y entonces sabrás tu destino.
Cuando estés en tu viaje, solo trata de escuchar todo a tu alrededor y percibir lo que pasa en el entorno, no te preocupes por nada más.
¿Y cuándo empieza ese viaje?, ¿donde pasa el camión que me llevara a mi destino?, ¿pido un aventón?, ¿alguien pasara por mi?, ¿me llamaran al cel… (Ah, no tengo soy una oruga)
¡E pale! – Interrumpió la lagartija- ¡ya llegaste hasta Chapultepec y apenas estamos en la villa!
Perdón, pero ya me emocione, ¡quiero empezar el viaje!, ¡hacer maletas!, ¡irme lejos!  – seguía diciendo la oruga-.



Pues no hay camiones que te lleven al auto descubrimiento -dijo la lagartija- o al menos todavía no descubro donde pasan; así que tendrás que irte por el camino largo y ese lo veras en el momento adecuado, cuando tu instinto te lo indique, solo no te resistas y déjate llevar, tu instinto es el mejor consejero que puedas tener.
Ok, ya empiezo a entenderlo; como quien dice, despacio que voy de prisa, ¿no?
¡Exacto origuiux!, ¡Ya agarraste la onda!  Ahora piensa en algo que te gustaría hacer, ¡algo grande!, ¡sorprendente! Y después ¡ve y realízalo!
¡Gracias! –contesto agradecida la oruga- y se alejo con una sonrisa en la cara y con la expectativa de encontrar su destino. Pensando en las últimas palabras de la lagartija, pensaba…  Algo sorprendente… Algo sorprendente…
¿Ya sé?, ¡Quiero aprender a volar!
Ella no lo sabía, o aun no lo percibía, pero su instinto empezaba a despertar, cada día con más intensidad.


Así siguió la vida de nuestra amiga, hasta que un día y sin darse cuenta, se encontró tejiendo su propia seda. Se pregunto ¿será que este es mi destino tejer algo con mi seda que pensé era inútil y no servía para nada?
Entonces, recordó las palabras de la lagartija: “Déjate llevar, sigue tu instinto”.Clarolass="MsoNormal escucharla, -contesto la oruga-  sin embargo en este momento me gustaría más preguntagó de la rama de un árbol para estar mas libre y comenzó a tejer lo que ella pensó seria una bufanda, siguió y siguió hasta que sin darse cuenta quedo envuelta en su propia seda y colgada de una rama, la transformación había comenzado y ella aún no lo sabía aunque ya empezaba a sentir el despertar de su instinto.

Al darse cuenta que estaba totalmente envuelta y en total obscuridad sintió temor, sin embargo recordó nuevamente las palabras de su amiga la lagartija y eso la tranquilizo. Empezó a escuchar su entorno a percibir olores y sentir como se movía con las ráfagas de viento.
De esta forma pasaron los días, durante los cuales paso por muchos estados de ánimo, sintió miedo al recordar algún pasaje con una podadora que estuvo a punto de partirla en dos, ira, al recordar como las lombrices se burlaban de ella por estar gordita y comer tanto, gratitud, al recordar a su amiga la lagartija que había sido tan amable con ella.
Al estar recordando todo esto y dejándose llevar por sus emociones la oruguita, lloro, río, soñó, pensó, medito, reflexiono y dejo salir todo lo negativo  de su interior conservando lo bueno que ella tenía y que no había notado siquiera antes de emprender este viaje, que ahora estaba segura que era del que le había hablado la lagartija.


La oruguita empezó a experimentar la transformación, sus pensamientos eran positivos y en lo único que pensaba era en aquel deseo que se había propuesto después de platicar con la lagartija y pensaba que al término del viaje lo haría realidad.
Aunque ella no podía verlo sentía como su cuerpo se transformaba igual que su pensamiento.
Pasaron los días entre reflexiones y transformaciones. Un buen día, la oruguita escucho un crujido muy cerca de ella, su instinto le indico que debía empezar a golpear la crisálida. Era tiempo de volver al jardín.
Sin esperar ni un minuto más empezó a golpear con sus patas, las cuales sintió hasta ese momento, ¿pero qué es esto?, se pregunto, ¿soy yo?,      -“Déjate llevar” escucho decir a su voz interior- y siguió golpeando, sintiendo como su cuerpo ya no era el mismo.
Golpeo y golpeo, estuvo a punto de darse por vencida, sin embargo su instinto le gritaba que siguiera, que no se diera por vencida, en su interior sabía que algo grande la esperaba fuera del refugio que ella misma había construido.
Por fin, después de mucho golpear y raspar se filtro un pequeño rayo de luz por una pequeñísima perforación que a base de esfuerzo había conseguido hacer la oruga. Eso le dio ánimos para seguir adelante, y así siguió, golpeo,  empujo, raspo. Y poco a poco, muy lentamente empezó a liberarse, trato de arrastrarse, pero sus patas no se lo permitieron, se dio cuenta que podía usarlas para impulsarse y empezó a hacerlo.

Al hacer esto la tarea resulto más sencilla, avanzo más rápido, liberándose cada vez un poco más. Por fin pudo liberarse y cuando estuvo totalmente libre, sucedió….

…Sintió el viento recorrer su cara, sus patas, su cuerpo y al llegar a su espalda sintió algo inmenso detrás de ella, eran sus alas. Si, alas. Y entonces dejándose llevar por su instinto, las extendió y se entrego al viento, ¡increíble! ESTABA VOLANDO. Cuando por fin se miro y se dio cuenta de la transformación noto en lo que se había convertido.

En un ser hermoso, Parecido a una flor, lleno de colores en sus alas.
Ahora. Era ¡Una Mariposa! Había RENACIDO.


Tomo impulso y se alejo volando, iría a ver a su amiga la lagartija, le contaría todo lo que le sucedió en el viaje. Y por supuesto le haría más preguntas, en su interior sabia que le faltaba mucho por aprender.

FIN
Hasta la proxima!
Tu Coach, Andrés  Pluma