Les contare la historia de
una oruga como muchas que hay y que podemos encontrar en cualquier jardín,
bosque o lugar donde haya vegetación.
Esta oruga habitaba en un jardín, rodeada de arboles, babosas,
hormigas y una que otra araña. Pasaba los días arrastrando su cuerpo por el
jardín y dando vueltas y más vueltas dejando un rastro de seda por donde pasaba.
Su vida era monótona y aburrida, solo se
arrastraba y comía; eso sí, comía demasiado.
La oruga se preguntaba frecuentemente si estaría destinada
solo a comer y arrastrarse por el jardín, solo que, orgullosa como era, nunca
le había querido preguntar a nadie, sentía que ella podría saberlo algún día o
que el conocimiento le llegaría solo.
Un buen día llego al jardín una lagartija. Inquieta,
alegre; siempre tenía una sonrisa o una
palabra de aliento para cualquiera que se acercara con ella.
Se escuchaban rumores en el jardín que decían que la
lagartija venía de jardines lejanos, que
había recorrido muchos y que tenía un gran conocimiento de los jardines y las
criaturas que en ellos habitan.
La oruga al escuchar los rumores y ver la actitud positiva
que tenía la recién llegada, decidió dejar su orgullo de lado y se acerco a la
lagartija a preguntarle si ella podía ayudarle a descubrir cuál era su destino,
la finalidad de su existencia.
Hola, dijo la oruga con voz tímida y vacilante.
Hellow origuiux! Contesto la lagartija, quien en ese momento
estaba tomando un baño de sol.
La actitud abierta y despreocupada pero al mismo tiempo de
interés de la lagartija genero en la oruga un alto nivel de confianza y tomando
nuevos bríos dijo:
Espero no interrumpirte pero he escuchado que has viajado por
muchos jardines y que sabes mucho de la vida y de los habitantes de jardines.
¿Donde escuchaste eso?-dijo la lagartija- No hagas caso de lo
que oyes, son solo rumores.
Pero si, conozco
algunas cosas. ¿Te gustaría que te contara alguna de mis aventuras?
Claro, me encantaría escucharla, -contesto la oruga- sin embargo en este momento me gustaría más
preguntarte algunas cosas que he estado pensando durante mucho tiempo y no he
podido resolver, ¿me puedes ayudar?
Bueno, tratare, aunque debo anticiparte que la solución a
esas “cosas” está dentro de ti y solo tú tienes la respuesta para ellas.
¿Cómo sabes que yo tengo las respuestas si aun no te he
preguntado nada? -cuestiono la oruga con
cierta molestia-
Porque dentro de nosotros existe algo que se llama instinto, está
ahí, latente, esperando que lo encontremos y lo despertemos y así sepamos cual
es nuestro destino, el fin para el que fuimos hechos.
La oruga se sorprendió muchísimo, como es que sin preguntarle
nada la lagartija ya sabía lo que le inquietaba.
¿Cómo sabes de mi inquietud? –pregunto-
Bueno, no es tan difícil, te he observado y pasas mucho
tiempo viendo hacia arriba, como esperando que algo te caiga o buscando algo en
el cielo, probablemente respuestas…
Pero… tú ¿cómo lo sabes?
Pues tuve una amiga oruga en otro jardín -empezó a comentar
la lagartija- y actuaba de una forma
parecida a la tuya, siempre curiosa, queriendo saber cosas y ah, como comía ¿eh?
¡Se la pasaba todo el día comiendo! Jajaja, ¡si que estaba un poco pasada de
peso!
Perdón, perdón ya me salí del tema, No es alusión eh?; digo,
por lo del sobre peso.
Uf, -suspiro la oruga-, esa es una de mis dudas, ¿por qué me
la paso comiendo todo el día?,
¿Por qué me arrastro sin parar si no voy a ninguna parte?, ¿qué
hago aquí?
Para, para, –dijo la lagartija- empecemos por el principio;
solo te puedo decir que te estás preparando para emprender un viaje donde te
encontraras contigo misma y de esa forma descubrirás todo lo demás y tendrás
todas las respuestas o casi todas las respuestas a tus preguntas.
¿Preparándome?, ¿Para qué? -Pregunto la oruga con
ansiedad-solo quiero respuestas y tú me estas enredando mas, ahora estoy con más
dudas en mi cabeza.
Eso es natural, -dijo la lagartija con voz suave
tranquilizando a la oruga- está despertando tu instinto, el viaje esta cercano
y al termino de este no serás la misma, es decir, tu escencia será la misma, pero habrá una
transformación en ti que te llevara a conocer muchas cosas y entonces sabrás tu
destino.
Cuando estés en tu viaje, solo trata de escuchar todo a tu
alrededor y percibir lo que pasa en el entorno, no te preocupes por nada más.
¿Y cuándo empieza ese viaje?, ¿donde pasa el camión que me
llevara a mi destino?, ¿pido un aventón?, ¿alguien pasara por mi?, ¿me llamaran
al cel… (Ah, no tengo soy una oruga)
¡E pale! – Interrumpió la lagartija- ¡ya llegaste hasta
Chapultepec y apenas estamos en la villa!
Perdón, pero ya me emocione, ¡quiero empezar el viaje!, ¡hacer
maletas!, ¡irme lejos! – seguía diciendo
la oruga-.
Pues no hay camiones que te lleven al auto descubrimiento
-dijo la lagartija- o al menos todavía no descubro donde pasan; así que tendrás
que irte por el camino largo y ese lo veras en el momento adecuado, cuando tu
instinto te lo indique, solo no te resistas y déjate llevar, tu instinto es el
mejor consejero que puedas tener.
Ok, ya empiezo a entenderlo; como quien dice, despacio que
voy de prisa, ¿no?
¡Exacto origuiux!, ¡Ya agarraste la onda! Ahora piensa en algo que te gustaría hacer,
¡algo grande!, ¡sorprendente! Y después ¡ve y realízalo!
¡Gracias! –contesto agradecida la oruga- y se alejo con una
sonrisa en la cara y con la expectativa de encontrar su destino. Pensando en
las últimas palabras de la lagartija, pensaba…
Algo sorprendente… Algo sorprendente…
¿Ya sé?, ¡Quiero aprender a volar!
Ella no lo sabía, o aun no lo percibía, pero su instinto
empezaba a despertar, cada día con más intensidad.
Así siguió
la vida de nuestra amiga, hasta que un día y sin darse cuenta, se encontró
tejiendo su propia seda. Se pregunto ¿será que este es mi destino tejer algo
con mi seda que pensé era inútil y no servía para nada?
Entonces,
recordó las palabras de la lagartija: “Déjate llevar, sigue tu instinto”.Clarolass="MsoNormal escucharla, -contesto la oruga- sin embargo en este momento me gustaría más
preguntagó de la rama de un árbol para estar mas libre y
comenzó a tejer lo que ella pensó seria una bufanda, siguió y siguió hasta que
sin darse cuenta quedo envuelta en su propia seda y colgada de una rama, la
transformación había comenzado y ella aún no lo sabía aunque ya empezaba a
sentir el despertar de su instinto.
Al darse
cuenta que estaba totalmente envuelta y en total obscuridad sintió temor, sin
embargo recordó nuevamente las palabras de su amiga la lagartija y eso la
tranquilizo. Empezó a escuchar su entorno a percibir olores y sentir como se
movía con las ráfagas de viento.
De esta
forma pasaron los días, durante los cuales paso por muchos estados de ánimo,
sintió miedo al recordar algún pasaje con una podadora que estuvo a punto de
partirla en dos, ira, al recordar como las lombrices se burlaban de ella por
estar gordita y comer tanto, gratitud, al recordar a su amiga la lagartija que
había sido tan amable con ella.
Al estar
recordando todo esto y dejándose llevar por sus emociones la oruguita, lloro, río,
soñó, pensó, medito, reflexiono y dejo salir todo lo negativo de su interior conservando lo bueno que ella tenía
y que no había notado siquiera antes de emprender este viaje, que ahora estaba
segura que era del que le había hablado la lagartija.
La oruguita
empezó a experimentar la transformación, sus pensamientos eran positivos y en
lo único que pensaba era en aquel deseo que se había propuesto después de
platicar con la lagartija y pensaba que al término del viaje lo haría realidad.
Aunque ella
no podía verlo sentía como su cuerpo se transformaba igual que su pensamiento.
Pasaron los
días entre reflexiones y transformaciones. Un buen día, la oruguita escucho un
crujido muy cerca de ella, su instinto le indico que debía empezar a golpear la
crisálida. Era tiempo de volver al jardín.
Sin esperar ni
un minuto más empezó a golpear con sus patas, las cuales sintió hasta ese
momento, ¿pero qué es esto?, se pregunto, ¿soy yo?, -“Déjate llevar” escucho decir a su voz
interior- y siguió golpeando, sintiendo como su cuerpo ya no era el mismo.
Golpeo y
golpeo, estuvo a punto de darse por vencida, sin embargo su instinto le gritaba
que siguiera, que no se diera por vencida, en su interior sabía que algo grande
la esperaba fuera del refugio que ella misma había construido.
Por fin,
después de mucho golpear y raspar se filtro un pequeño rayo de luz por una
pequeñísima perforación que a base de esfuerzo había conseguido hacer la oruga.
Eso le dio ánimos para seguir adelante, y así siguió, golpeo, empujo, raspo. Y poco a poco, muy lentamente
empezó a liberarse, trato de arrastrarse, pero sus patas no se lo permitieron,
se dio cuenta que podía usarlas para impulsarse y empezó a hacerlo.

Al hacer
esto la tarea resulto más sencilla, avanzo más rápido, liberándose cada vez un
poco más. Por fin pudo liberarse y cuando estuvo totalmente libre, sucedió….
…Sintió el
viento recorrer su cara, sus patas, su cuerpo y al llegar a su espalda sintió
algo inmenso detrás de ella, eran sus alas. Si, alas. Y entonces dejándose
llevar por su instinto, las extendió y se entrego al viento, ¡increíble! ESTABA
VOLANDO. Cuando por fin se miro y se dio cuenta de la transformación noto en lo
que se había convertido.
En un ser
hermoso, Parecido a una flor, lleno de colores en sus alas.
Ahora. Era
¡Una Mariposa! Había RENACIDO.
Tomo impulso
y se alejo volando, iría a ver a su amiga la lagartija, le contaría todo lo que
le sucedió en el viaje. Y por supuesto le haría más preguntas, en su interior
sabia que le faltaba mucho por aprender.
FIN
Hasta la proxima!
Tu Coach, Andrés Pluma